Íñigo López de Mendoza (1398-1458) fue hijo de Diego Hurtado de Mendoza, poeta ocasional, y Leonor de la Vega, familia noble, enriquecida con los reyes Trastámara.

Tras una serie de luchas por defender el título de Almirante, que hubiera heredado de su padre, y otros privilegios, se casa en 1412 con Catalina de Figueroa, hija del maestre de Santiago.

Sirvió al futuro rey Fernando de Aragón y trató a los grandes autores peninsulares de su época, como Enrique de Villena.

Leyó a los poetas italianos -Dante, Petrarca y Boccaccio- y, de un libro de su abuela, Mencía de Cisneros, a los trovadores gallego-portugueses. También la literatura francesa de su época y los autores clásicos.

En 1420 apoyó al infante Enrique en su golpe de mano en Tordesillas hasta 1427.

BIOGRAFIA MARQUÉS DE SANTILLANA Dos años después, la invasión de Castilla por tropas aragonesas le hace ponerse del lado de su rey natural, por lo que recibió mercedes en 1434.

Entre 1431 y 1436 participa en batallas contra los moros, hasta que un pleito por el señorío de las Asturias de Santillana le hace instalarse en Guadalajara, otra vez de parte del infante don Enrique.

La amenaza de Navarra hace que Juan II pida de nuevo ayuda a nuestro poeta, prometiéndole su señorío de Santillana en recompensa.

Su participación en la batalla de Olmedo le dio el título de Marqués de Santillana y Conde del Real de Manzanares, desde 1445.

Participó en la decapitación de Álvaro de Luna, valido del rey, en 1453; en nuevas batallas contra el Reino de Granada y en la paz entre Castilla y Aragón. Tras la muerte de su mujer y de su hijo predilecto, se encerró en su palacio de Guadalajara hasta el fin de sus días.

Su obra literaria es extensa y variada. Es autor de poemas cultos de carácter moral o alegórico, en la línea de la poesía italiana, y de los primeros sonetos castellanos.

Sus serranillas se consideran las poesías más alegres y graciosas de la época medieval. En prosa escribió la primera historia de la literatura española en su Prohemio e carta al Condestable de Portugal, ofreciéndole un códice con sus obras.

Además consiguió la biblioteca más rica de su época y promovió traducciones de los clásicos griegos y latinos.