En la orilla de una laguna, una wallata madre estaba sacándose los piojos. Sus crías jugaban alrededor de ella, sin alejarse.

Una zorra vieja que pasaba por la pampa se detuvo y se quedó mirándolas. Saboreaba a las crías de la wallata desde lejos y pensaba en cómo atraparlas.

- Mi estimada señora, permítame una pregunta
- dijo la zorra, acercándose a la wallata -

¿Cómo hace para que sus crías tengan patitas rojas?

La wallata, sabiendo que los zorros nunca hacen preguntas con buena intención, le mintió:

- Es fácil - le dijo - pongo a mis crías al horno y cuando están asándose y sonando "chiss,
chiss", yo digo "pinta, pinta, pinta".

Después las saco del horno y ya tienen las patitas rojas. La zorra se fue a su casa y construyó un horno. Lo calentó y puso dentro a sus crías.

"Que lindo, mis hijos también tendrán las patitas rojas", pensaba.

De dentro del horno empezó a salir un ruido: "chiss-pum, chiss-pum". La zorra, saltando decía "pinta, pinta, pinta". Después abrió el horno y encontró a sus hijos como los tenia que encontrar: achicharrados.

La zorra, furiosa, salió a buscar a la wallata. Quería vengarse. La encontró nadando tranquilamente en medio de la laguna seguida de sus crías. La zorra la miró sin poder hacer nada, no sabía nadar. Entonces empezó a gritar así:

- ¡Zorros de los cerros, zorros de las pampas, vengan a ayudarme!

Al rato aparecieron cientos de zorros, venían de todas partes, machos y hembras, chicos y grandes.

La zorra les dijo:
- Hermanos y hermanas, aquella wallata me ha hecho matar a mis crías, ayúdenme a castigarla. Bebamos todos el agua de la alguna. Cuando esté seca yo la atraparé.

Todos los zorros se acercaron a la orilla y empezaron a beber. La wallata se reía a carcajadas. "ni todos los zorros podrán secar esta laguna", les decía a sus crías. Los zorros ya tenían las barrigas hinchadas, pero seguían bebiendo. Algunos empezaron a reventar. Otros reventaron después.

Murieron tantos que no se podía ni contar.

La wallata, en el medio del agua, siguió riéndose.

extraído de la obra “Relatos de la Literatura Oral y Escrita del Altiplano Puneño, de Édwin P. Tito Quispe.