Doña Sonia, señora muy considerada en la comarca, cultivaba en un huerto una frondosa y hermosa parra, cuyos racimos, grandes y maduros, despertaban el apetito de quienes, al pasar, los contemplaban.

Una zorra hambrienta, después de caminar mucho tiempo buscando algo con qué saciar su voraz apetito, pasó casualmente por el huerto, Y, claro está, las suculentas uvas, grandes, lustrosas y jugosas, sobresaltaron su ya desfallecido estómago.

Y al contemplar con ansias los espléndidos racimos colgados de la parra, quiso cogerlos con su hocico.

FABULA LA ZORRA Y LAS UVAS - EsopoPero, por más que se afanaba en sus saltos y esfuerzos, no pudo coger siquiera uno de ellos.

Luego de varios intentos vanos, se alejó diciendo:

- ¡Ni me agradan! ¡Qué verdes están!