Finalmente data en el abrazo
una tonelada de papel sin nombre
y tus pies corren blandos ejercicios
de mañanas tan viejas
de tan nuevas mañanas que ya son el fin del mundo
en el infierno desde el árbol no sembrado en el acoso.
Inmensos viscerales siguen
no recuerdan el camino
lo que queda
en la mirada que no se ha vuelto loca
mi mirada tu mirada nuestra;
siguen siguen siguen
despilfarro de impulsarse a secas,
cruzan los puentes, los parques
las veredas, los edificios, pasan
cada día la costumbre, las campanas.

Sobreviven la carrera, el papel
las letras asustadas desde allí
el ojo el rayo el fuego
que te toca que me toca
prorrogan atraviesan
mesas estantes cuadros
ocurra el sol la lluvia de destino fracturado,
esa pisada sin mediar desvelo esa pisada,
la que no medita barrancos;
tu barranco, mi barranco, nuestro…
ronda el cierre, evade los semáforos
lo escrito por mí, lo escrito por ti
por nosotros que no sabemos
adónde.