(S. XXIII a. C.)

La inderogable forma de la efigie
corrobora la ausencia de unos ojos,
el perfil se demora, minucioso,
en pulcritud de líneas y se finge
un éxtasis del rey: sólo un instante
de belicosa vida congregado
en formas que perduran proclamando
de Sargón la presencia memorable.

Sé de tan regia efigie, que no cesa
de reducir el tiempo a sólo un hito.

¿Habrá intuido el rey que tantos siglos
apenas son un ápice en la inmensa
clepsidra original, y que a su gloria
daría el recio ídolo memoria?