En la noche risueña del destierro, libre ya de la ley y del instinto, un charco de agua clara me detuvo. Moja el dedo cordial trazando un círculo y su humedad al paladar le encasca.
                    Boca del lobo: donde renace el sinsabor, la palabra acecha. Acre es la música cibal del signo.
                    Yo le saco la lengua, alargo el paso.