Llora, porque toda mirada entraña error.
           Mas los andrajos, horca, palio y cruz no morirán por este llanto. Mejor, fulgir a solas y rezar en balde. ¿Cómo el topo? Así; dueño de la penumbra y de su asfixia.
          Hablando por hablar. A ciegas. Ojo del corazón, quema el paisaje.