El sordo dios: la carcajada inmóvil.
           Murmullo de otra luz será tu fe. Aléjate de la expresión forzada o del silencio amilanado. Oye tan sólo la armonía neutra de lo indeciso e indomable. Deja abierta la puerta más sumisa.
           Esa ignorancia zumbará en tu oreja. Fraternalmente.