Asombro de la estrella ante el destello
de su cardada lumbre en alborozo.
Sueña el melocotón en que su bozo
Al aire pueda amanecer cabello.

Atónito el limón y agriado el cuello,
Sufre en la greña del membrillo mozo,
Y no hay para la rosa mayor gozo
Que ver sus piernas de espinado vello.

Ensombrecida entre las lajas, triste
De sufrirlas tan duras y tan solas,
Lisas para el desnudo de sus manos,
Ante el crinado mar que las embiste,

Mira la adolescente por las olas
Poblársele las ingles de vilanos.