Caballero del Mar, Gigante Eterno,
tu te inmolaste y así lo presentías,
y ofrendaste tu vida confirmando,
ser realidad y leyenda  que nos guía.
 
En Iquique gozaste de la gloria,
en Angamos mostraste tu valía.
Ciudadano del Mar, Marino Excelso,
tu nos legaste el gesto de tu hombría.
 
Y los peruanos de hoy muy bien sabemos
que tu recuerdo excita nuestro orgullo,
porque héroes hay muchos, nadie duda,
pero pocos ostentan tu hidalguía 
 
La patria te dolía cerca o lejos,
y  fue tu afán  servirla día a día,     
y  es tu ejemplo  pauta que motiva,
porque conjuga honestidad y valía.
 
Porque tú, Miguel Grau,
no te excediste en ser humanitario, y entendiste
que también los  chilenos se inmolaban
por la misma razón que tu tenias.
 
Sé que es un sueño, pero la historia cuenta,
que  Perú y Chile amanecieron  juntos,    
bajo tutela de San Martin y O'higgins,
y es la esperanza lo que me consuela,
pues me imagino  al Huáscar con su estela 
navegando arrogante aquí en Su Mar.