En sus piernas arrastra el secreto de Dios
Tropieza con el aire como un pájaro ciego
Las palabras de su lento alcohol
las entienden los niños y los árboles
Agoniza entre muros de la ciudad ajena
bajo el cielo plomizo de un amor extraviado
No tiene más dolores que su solo alcohol
y en sus brazos la fuerza de una bestia herida
Su pecho se agota finalmente
y su puño se crispa como un nido apedreado
donde agoniza el trino de un gorrión de viento.