¿Cómo ignorar, al fin,
los avisos del día,
el genio especular del día
al trazar nuestro fiel retrato
de nada o nadie,
si el frío de esta mar al juntar noche
tiene lugar para nosotros, viene
como mano de sombra al corazón,
atraviesa la destrucción que fuimos,
que nunca hemos dejado de ser?