La cópula es un árbol loco y triste
donde florece repentinamente
esa nada que se esparce desde la carne
hasta la piel y el grito.
La cópula es un cuchillo de angustia
fraccionado en milésimas de júbilo.
Es un dolor en tosco disimulo
una perdida redondez de ausencia
un tiempo sin pulso.
Es de golpe querer lanzar el cuerpo
lejos del cuerpo
reconocernos en otro cauce antiguo
infinitamente más abiertos
y más impenetrables.
Es casi derramar la sangre
en una ciega profusión de giros
imágenes y rostros.
La cópula es la esperanza negativa
que se traga a sí misma
y se recomienza sin falta
en su propio lamido.
Nosotros copulativos
dadivosos o tercamente inhóspitos
agua o llamas
corteza de existir simplemente
y sin embargo borrosos de cenizas
futuros cadáveres.
La cópula es un túnel engañoso y rápido
es hacerle muecas al espejo.
querer joder a la muerte
en una esquina ávida y sin luces,
volvernos repetidamente
muro y milagro
abismo y canto
silencio, tumulto.