I

Las tardes no son precisamente
mi punto de partida
Pierdo claudico
Voy a ponerlas de rodillas
que pisoteen el ramaje sobre el fuego
espanten la traición del teléfono
y el cuervo que habita mis ojos
Las dejaré de espaldas un domingo
inútiles inciertas

En las tardes cae la flecha
me des-nombro
sé que más de la mitad se vuelve eco
El ave anuncia su último tramo

¿Qué hacer con este cuerpo que les pertenece
con esta costumbre de apenas un bosquejo?
¿Qué decirle a estos puños
cuando se tornan espuma?

En las tardes soy humo
la casa loba me embiste
Presiento la tempestad
salto al delirio
así procuro fabricarme la estructura
y pido que aplaquen el ruido
que cierren esta historia
que no sé


II

No trastornen este hilo ni escriban en mi frente
nada saben de hilvanar la transparencia
el impulso podría disgregarse
Ustedes avizoran
palpan el frío del acero
con él tendré que dividirme
en dos mitades
en dos gritos
si me escriben

En este espacio mío diseño sombras
labios rumores
he ahí la trampa que asfixia
el puño que extrema
el niño que merece biografía
y se ve descalzo sin nombre
Sentencia aturde
no le importa si el árbol es verde
saborea la profundidad de las raíces

Una letra acecha desde el fondo
acoda la tentación en los bordes
revuelve las espinas

No me anuncien
la inocencia es un fantasma
un reflejo nulo
podrían eternizarme en el vacío

Hagan de la hiena un cisne
rectifiquen el cerco
el golpe crece y no puede pasar inadvertido