También hay un silencio enamorado.
Existe entre las cosas. Existe entre nosotros.
En un patio con luz hipnotizada
(las dos del día) yendo hacia septiembre.

En el suspiro misericordioso
del pecho de un enfermo.

En lo que hablan en voz baja los amantes:
cuando callan
y no se oye ni pasar el viento,
silencio enamorado.

Silencio enamorado
el que dejan las horas del reloj
cuando verbera el toque entre suspiros.

Silencio enamorado el que azotan
las alas de un ave pinariega
si entre agüero y agüero de su canto agreste
penetran las aristas resinosas
de callar un perfume.
De callar... y volver el aroma
como un dicho suertudo.