El dolor al pecho me hace olvidarte unos momentos: evito la muerte me arrepiento. Es sólo la digna esencia de la materia: la duda la razón
invadida que conoce el miedo
He visto una alondra deflagrarse en el crepúsculo esta mañana. Nuestros huesos tienen aún identidad
son parte importante de un sujeto que respira. La luz temprana me despierta
me impacienta
la suavidad de tu piel en mi tacto tu hermoso vientre mis pupilas penetran se hacen parte de la luz mis manos te intimidan
Me he olvidado de mis hijos en la niebla. Los genes se pudren con los años pierden su vitalidad
la memoria tiene ahora un inexplicable hedor a basura fresca: me disculpo
porque estoy ante el umbral de la vida. Un olor profundo a alquitrán se expele de los viejos techos. Se consume un hombre silencioso en la tierra la cal corroe sus tejidos los desnaturaliza les arrebata su postrera identidad