-Bien pensé, Amor, que eras loco,
Mas no que tan loco fueses
Que buscaras en mis ondas
Tus hermosuras rebeldes.

Si las hermosas se miran
En el cristal de las fuentes,
Es porque el perfil se borra
Cuando el lindo rostro vuelven.

Que si en el cristal quedaran
Sus imágenes perennes,
Por celos de aquella copia
No se asomaran a verse.

Vano consuelo es que quieras
Ver la tuya en mi corriente,
Para que viendo tu sombra,
Con tu sombra te consueles.

Porque si tal es el fuego
Que tus turbios ojos vierten,
Tal hará que hierva el agua,
Que tu sombra no refleje.

Mas si al jardín, como dices,
Por tu ventura saliere,
Que la has de volver la espalda
Si te lo persuades, mientes.

Que, o por postrarte a sus plantas
O porque mejor te viere
Iráste loco tras ella
Aunque de verte la pese:
Y si te pinto su imagen
En mis aguas transparentes,
Acaso en tu desvarío
Tanto por ella te ciegues,
Que para abrazarla osado,
Por mis ondas atropelles,
Confundiendo ambos retratos
Con barros, algas y peces.

No extrañes que tal te diga,
Amor, si oírme te ofende,
Que, según lo que deliras,
No es extraño que tal piense.

Y has de saber, pues en premio
De mi compasión me ofreces
Que sol, aves, hojas, flores,
Amorosas me requiebren,
Que aunque tú no lo mandaras,
En esto ellas te obedecen:
Pues si las aves me trinan,
Es porque mis aguas beben;
Si los árboles me arrullan,
Es porque yo les remede;
Si las llores me embalsaman,
Porque mis aguas las rieguen;
Y si el sol me tornasola,
Es porque yo le refleje;
Y el aire es tan galán mío
Que imposible me parece
Que ondular puedan mis hebras
Sin que blando me las bese,
Y revoltoso jugando,
Las rice, columpie y trence.