Apretada la tierra en la greda vasija
ha tiempo que parió al esbelto cactus.

Cada día lo veo de mañana,
le llamo: -Fiel amigo, esbelto infatigable.

Entonces me obedece el cactus verde,
se adelgaza, se esbelta infatigable,
y yo le digo: -Amigo, amigo verde.

En las tardes parece que envejece.
Pero en cada mañana me lo dice:
-Yo soy verde y esbelto, esbelto infatigable,
leal amigo, reciente, madrugador, delgado.

Le vuelvo a llamar fiel, y él permanece
en la huída de los días.
-¡Anudador de días!- digo entonces.

Y él me junta los días, los engarza
en su esencia delgada.

Así yo tengo el tiempo vuelto cactus:
delgado, fiel amigo, esbelto infatigable,
madrugador, reciente, el joven siempre verde.