«Dentro no hay distancia —dice una voz—,
aquí abajo, pulso a pulso,
se sucede el bombeo del alimento.
Ese instante antes del comienzo
en el que aún todo es posible.
El caos tranquilo y uno,
cabeza, tronco y extremidades en formación,
luego el cuerpo que se desmiembra en el viaje
y vuelve, pero cambiado.»
Todo en ese movimiento ante-primero: dedos,
aletas ocultándose en viejas oquedades,
algas adhiriéndose a los cabellos,
la sordera bajo la arena,
este abrazo del mar más profundo.