sentado en el espaldar de los sofás
de los parques de barrio
Le he visto con el rostro entre sus manos
rodeado por la humareda de los buses
mirando pensativo a los pordioseros
de la acera de enfrente
a los limpiabotas de la esquina del mercado
(San Jacinto
a las vendedoras ambulantes
al desempleado disimulando su hambre
bajo la sombra de los árboles ralos
a la prostituta adolescente
que merodea por los arriates vestida
con ropa desteñida del mercado de pulgas
al retrasado mental que derrama
sus estrellas malolientes sobre su barbilla
a los alcohólicos y huelepegas andrajosos
con sus ojos rojos como semáforos abandonados
Yo le he visto y he tenido vergüenza
de pasar de largo en mi camino hacia el templo
y no sabiendo qué hacer
me he sentado a sus pies a llorar
(Tomado de El Cristo de las calles, 1990, inédito)