que aún sahúma tu memoria,
fue breve como la historia
de la abeja con la flor.
Prisionera de la flor,
la abeja sabe libar
en su cárcel de azahar.
Y cuando liba la esencia,
recobra su independencia
y se vuelve al colmenar.
Ella- Te di el libro de mi vida,
para que tú lo leyeras,
y en sus páginas primeras
te deslumbraste en seguida.
Tu curiosidad herida
quiso el final conocer.
Y hoy lo cierras sin saber
que entre sus hojas extremas
hay los más bellos poemas
que dejaste sin leer.