Escucha el rumor del hielo,
cómo cierne el alud sobre la noche,
cómo embarca el pesar en las astillas
quebradas por la rotación del aire.

Llega el ángel,
y su boca lleva el estigma de la nieve,
el miedo de la escarcha y de la aurora.

Expande sus alas
rompiendo el alquitrán de la marea,
como un gran meteoro asesinado.

Caen los árboles
y su fruto se quiebra en el descenso
que arrolla el gravitar del agua.

Insomnes, los cisnes velan el naufragio.