con pistolas, con rifles, con decretos.
Ángel González


Sabueso desdentado
no del todo: conservan
tu masticar de cada día las prótesis
caninas oficiales
la paga extraordinaria y el honor
de ser reconocido
como un guardián celoso
del orden prepotente en tu doble
cometido de cancerbero —orlado
por semanal incienso
y una intachable hoja de servicios—
y eficaz husmeador de pasos ilegales
de improntas digitales descarriadas...
ve a avisar a tu amo
llévale la panoplia de decretos
al borde de la cama
ve a lamerle el asiento dignatario
corre a dorar sus distintivos vuelve
al lugar destinado para que
te lleves a la boca
los restos del festín pero no olvides
—ejercita tu rabo entre las piernas—
las instrucciones (ya amarillas)
para el empleo del timbre
de alarma fiel mastís que viene el lobo.