Habrá tenido un difícil invierno,
pero al sol hoy reconoce el bienestar
como aceite sobre sí y lo agradece.
Palpa el suelo caliente.
Piensa en darse
al lomo de las cosas, a ciegas,
para ver cómo es estar con ellas
cuando nada crece ni decae.
Rechaza los recuerdos suavemente,
como a niños, como a niños les ordena el silencio.
Oirá voces,
se hará tarde, alguna imagen
acudirá como un zarpazo,
quizá los rostros que le quieren vivo,
sentimientos como brotes o heladas,
pero el sol sigue alto
mientras dure este poema.