hay una mujer
destinada a la sombra
una mujer que como yo
repite sus rostros
en las grietas
de una calle sin nombre

ambas resistimos
a la mentira
de hacernos las buenas
las del árbol solo

colgamos el miedo y las ganas
y cuando nadie pregunta
cuando por fin
nos dejan sostener
raíces en los ojos

iniciamos el regreso

permitimos a extraños
adivinar lo que nos detiene