(Éxtasis de alta contemplación)

No había ni rastro del día.
(En la región veloz y fría
allí está inmóvil el verano.)
Nada en el alma se sentía
que fuese dolor o alegría.
Y aunque en la aldaba ya la mano,
allá en la casa que dormía,
quien iba a entrar se detenía.
Y si mirabais por el vano
de la escalera que allí había,
nada subía ni bajaba,
nada menguaba ni crecía.
Todo parado y quieto estaba.

Nada en el mundo se movía.