perla central en el collar de las nobles acciones,
tú, cuyos beneficios se levantan
como estrellas brillantes en el cielo
de la prosperidad,
las constantes lluvias nos incitan
a buscar ese vino que se pasan
los contertulios diciento 'toma' 'trae'.
En casa tengo un vino,
una hija virgen de las cepas,
que ruborizan las miradas de los coperos,
y sirve en rueda las copas un nomble Ganimedes,
hermoso y de agradables prendas,
que vuelve a ti, una y otra vez, sus ojos lánguidos,
en los que se diría queda un rastro de sueño.
(Recopilación y traducción de Teresa Garulo, Universidad Complutense de Madrid)