A ti te gustaba el hecho
que yo dijera ser poeta

Pensabas que así me tendrías
y yo -baboso- te escribiría
largos y encendidos versos.

Versos que exaltaran tu belleza
que hablaran al lector de tus virtudes
para que no existieran dudas
sobre la grandeza de tu alma
y la firmeza de tus besos.

Y así, con tu cara de portada de revistas,
querías ser Gala, ser Matilde,
para elevar tu feo nombre
a la categoría de musa,
inspiradora de artistas

¿no es irónico, entonces
que el primer poema que te escribo sea éste;
escrito en estos días,
al cumplirse tres meses de la noche en que te fuiste?