En la cumbre de mis ansiedades
Se va tejiendo un volcán de orugas.

Las telarañas inquietas
Se mecen en tu ausencia.

Y tu corazón de alas,
Ignora cuándo vendrás.

La soledad es un batir ardiente,
Que se arrastra en las madrugadas,
Manchando una alfombra
De lívidos pensamientos.