La muerte es un jardín de armas oxidadas,
frutas de latón corroídas por una lluvia eterna y sulfurosa
donde no florece tu risa
ni tu enredadera bruna ebastiana.
La muerte es la frontera más allá de tu lecho
la muralla enferma donde se pudren
/tus festivos y legres vestidos.
Pensabas asistir a una fiesta,
una deliciosa mascarada…
Pero la muerte es como una autopista negra de eterno duelo
ahora brilla tu carrito estrellado
ulcerado hierro
meteoro abandonado
sobre una máscara blanca y rota como la carne.
la muerte es otro firmamento
donde los pájaros de amarillos destellos
no cantan y se desploman
carbonizados en su fuego.