La que cuenta mi dote no me anda buscando, pero
          junta las cáscaras de mi alma; y ello a pesar de muertos
           de fortuna, de mujeres de celda.
Cuando junte sus voces en la mía,
cuando ponga en mis labios la palabra que espero,
yo ofreceré a su sed copas iguales.

Cuando ponga en mis ojos su mirada
capaz de alzar un ídolo de bronce.