Si me callo, respira?
Alguien está presente
que duerme en las afueras.
Las afueras son grandes,
abrigadas, profundas.
Lo sé pero, no hay quién
me sepa decir más?
Están casi a la mano
y anochece el camino
sin decirnos en dónde
querríamos dormir.
Pasa el viento. Le llamo?
Si subiera al salón
familiar del octubre
el templado silencio
se aterraría.
Y quizá me asustara
yo también si él me dice
irreparablemente
quién duerme en las afueras.