Me sirven las cosas que a nadie le sirven, me huele a pan las miradas de la gente, me da risa lo ausente, me como las flores para alimentar el alma, y me enamoro de lo imposible, me enamoro de alacranes.

En días de carnaval me baila el corazón y la sangre es un río n por las vanidades ajenas.

Pero el resto del año me peino con agua, me lavo en el río, me alimento del aire y de los sueños repudiados.

En las noches tristísimas de la navidad se me incrusta el jazz adentro de la vida y me voy a la calle y floto con los recuerdos... nada de caminar rápido.

Y como no sé hacer nada distinto a leer historias de la calle y la gente no me reconoce taras y me ve la fe en el rostro debo hacer confesión pública: soy inútil para causas ajenas al amor.