Las palabras no son de este mundo
sino cuando caen a tierra
semejantes a frutos o demonios..
Vivir ha sido convocarlas.
Tengo una sola almohada,
un solo respaldar,
pero cuido mi vaso,
mi risa:
en la espesura de las hierbas inclino mi cabeza.

Y también he llorado,
pequeña,
mal agarrada a la vida.

Mirad:
la belleza de un oficio me ha encorvado.