Camino sobre el río.
La luz del sol alumbra suavemente.

Mecida por un haz de extrañas flores,
lianas, peces y algas, voy bogando.
Una fuerza me empuja y no lo sé.
Un marino de cobre me contempla desnudo.
Mecido por un haz de extrañas flores,
voy bogando entre peces, lianas y algas.
Estamos, lado a lado,
mirando hacia la orilla.
Unas mujeres hablan. Otras mujeres cantan.
Tú y yo, marino, nos dejamos llevar,
nos dejamos llevar.
Camino sobre el río. Caminas sobre el río.
Aquellos ojos nos señalan,
sus pupilas desprenden el fuego más profundo.
Una fuerza me empuja y no lo sé.
Una fuerza del agua nos arrastra.
Allá vamos hundidos,
allá vamos hundiéndonos,
allá vamos, hermosos,
entre las dulces aguas del río.