por la campiña verde, bajo el azul de Dios...
Yo venía cantando mi sana florescencia
con el cristal sonoro de mi cándida voz.
Yo venía rosada. Yo venía fragante
oliendo a agüita clara y a risueño botón...
Tú estabas a la vera de mi huella triunfante
para torcer mis pasos hacia tu corazón!
Y como fascinada yo seguí el laberinto
de tus suaves pendientes todas ellas de Amor...
Yo venía rosada con olor a jacinto
Yo venía cantando sin saber del Dolor...
Y hoy... que un viento de olvido sacudió mis hondores
vengo triste y velada por mortal palidez...
Yo venía rosada con mis sueños cantores
y hoy me vuelvo amarilla de temprana viudez...