Hablan todo el día
y entrada la noche
a media voz discuten
con su propia sombra
y con el silencio.

Son como todo el mundo
─los pericos─
de día el cotorreo,
de noche malos sueños.

Con sus anillos de oro
en la mirada astuta,
las plumas brillantes
y el corazón inquieto
por el lenguaje…

Son como todo el mundo
─los pericos─
los que hablan mejor
tienen su jaula aparte.