Caminaré por la 45 y abriré los sueños.

Ella vendrá como el smog y nos amaremos lejos el uno del otro, en el rumor
afiebrado de la esquina de Aeroflot. Allí donde los policías se disfrazan de turis-
tas. En esa esquina en la que Ella crecerá una vez más, única.

Después tomaré un vodka martín y Manhattan volverá a ser gris e imperso-
nal, como turista texano.