La mesa en la mañana me espera con su silla,
mas se sienta la ausencia familiar a la mesa.
La mesa en la mañana hasta mis ojos brilla,
cuando estoy frente a ella con mi sola cabeza.

Es una gota parda que brilla su rocío,
entre sillas que esperan todo el día pacientes.
Como un rayo de sol a calentar el frío,
un hombre al desayuno se lanza con sus dientes.

Sobre el pardo rocío que desayuno alienta,
es pájaro la lengua de este hombre sentado.
Y conversa con otro que a su lado se sienta,
y también como un rayo de sol sentado al lado.

Y así nace el gorjeo matinal de la casa.
¡A donde brilla un sol que es comedor brillante,
de la cocina vino la vaporosa taza,
desde el mismo horizonte con su día fragante!