Mi soledad es una virgen desnuda.
En la niña de sus ojos se refleja
mi nudez de ermitaño.

Mi soledad me sirve café y tabaco
de húmicas promesas.
Me eleva en aromadas volutas
y me acaricia con cualquier pretexto.

Oficia un santo silencio cuando empiezo a cantar
y cuando callo Ella canta enamorada.

Mi soledad es una piel de oso en cualquier invierno.