No grites si no es para pedir auxilio,
festejar un triunfo o evitar un accidente.

En una situación normal,
el grito no es una forma de comunicación aceptable.

El que tiene la razon no grita,
no necesita hacerlo.

Se equivoca quien cree que el valor de lo que dice
depende del volumen de su voz.

Nada es mejor o más importante porque suena más fuerte.
El grito es ua falta de respeto, solo hace bulla, ofende y humilla.

Grita el que pretende imponer una autoridad que no tiene.
El grito es un gesto de prepotencia, rebaja a quien lo profiere.

Las personas educadas, jamas gritan.
Grita el altanero, el que cree que gritando todo lo puede.

Y aquel que grita aun ser indefenso o subordinado,
Es capaz de gritar tamien a sus seres queridos.

El grito es la confesion del miedo,
grita le que teme no ser tomado en cuenta o no ser obedecido.

El grito es un acto que compensa los silencios sumisos
que guarda el griton con otra gente.

Gritar por costumbre es una enfermedad triste pero gracias a Dios curable.
Es dejar salir la fiera que todos llevamos adentro;
aunque valgan verdades las fieras no gritan.

En un conflicto de opiniones,
serénate, sonríe y si es posible guarda silencio, pero no grites.
El que lo hace está anunciando que ha perdido el control de la situación.

En todo grupo humano convencen las ideas y los argumentos,
aunque sea a media voz, por escrito y hasta con señas.
El grito esta por debajo de todo eso.

Los sentimientos mas nobles y las palabras mas bellas
se dicen en voz baja y en tono amable.

Nadie reza o confieza su amor, ni molesto, ni gritando.