No si no fuera yo, quien solamente
tuviera libertad después de veros;
fuerza, no atrevimiento, fue el quereros,
y presunción penar tan altamente.

Osé menos dichoso que valiente;
supe, si no obligaros, conoceros:
y ni puedo olvidaros ni ofenderos,
que nunca puro amor fue delincuente.

No desdeña gran mar fuente pequeña,
admite el sol en su familia de oro,
llama delgada, pobre y temerosa;

ni humilde y baja exhalación desdeña.
Esto alegan las lágrimas que lloro,
esto mi ardiente llama generosa.