Es de noche.
Tú sabes...
Hay ojos amarillos
edificando negras soledades
en extrañas esquinas.
Y hay corazones ciegos
suplicando mendrugos de palabras
ante espaldas dormidas.
Y hay hombres revolviendo en la tristeza
para encontrar un eco,
un trozo flaco,
las hilachas desnudas de una risa.
Y hay dolores gastados,
y amores sin abrigo,
y mujeres marchitas
vendiendo en la intemperie
su follaje de espinas.
Es de noche.
Tú sabes...
El mundo es una espada
decapitando rosas ateridas.
Es un hueco de vísceras aullantes,
un infierno de luna
diseminando gotas de ceniza.
¡Qué suerte este destino de sabernos,
de tocarnos
y vernos
y sentirnos,
de amarrar,
al ocaso,
la proa de tus manos errabundas
en mi cintura herida!
Abrázame,
amor mío.
Es de noche.
Tú sabes...
En los desfiladeros del silencio
muerden fauces salvajes
las violetas perdidas.