¿Qué largo silencio de nieve
te ha adormecido el corazón
y qué estrella lejana llueve
su frío en tu desolación?

¿Qué claro arroyo de agua pura
se ha llevado tus pensamientos
y en qué jardines de locura
se inmovilizan tus momentos?

Tal vez un sueño mío hubiera
sido el más leve cabezal
de tu doliente primavera
lírica, turbia y musical.
Mi soledad t e ampararía...
(En tu dolor no comprendiste
la virtud de mi compañía
ni la VOZ de mi parque triste).

¿Qué luna torva se levanta
en tu senda? Me llamarás.. .
(¿No escuchas al reloj que canta
“¡Nunca más!”?)