cuando sea grande,
¡ay..., qué mozo el que tendrás!
Te levantaré en mis brazos,
como el zonda al herbazal. O te acostaré en las parvas
o te cargaré hasta el mar
o te subiré las cuestas
o te dejaré al umbral. ¿Y qué casal ha de hacerte
tu niñito, tu titán,
y qué sombra tan amante
sus aleros van a dar? Yo te regaré una huerta
y tu falda he de cansar
con las frutas y las frutas
que son mil y que son más. O mejor te haré tapices
con la juncia de trenzar;
o mejor tendré un molino
que te hable haciendo el pan. Cuenta, cuenta las ventanas
y las puertas del casal;
cuenta, cuenta maravillas
si las puedes tú contar...