Algunos árboles son transparentes y saben hablar
varios idiomas a la vez, otros algebraicos
dialogan con el aire al grave modo
de las estrellas, otros
parecen caballos y relinchan,

hay
entre todos esos locos tipos increíbles
por lo sin madre, les basta el acorde
de la niebla.

De noche pintan lo que ven, generatrizan y
divinizan otro espacio con otro sexo distinto
al del Génesis, cantan
y pintan a la vez más que el oficio
de la creación el viejo oficio
del callamiento

ante el asombro, amarran la red
andrógina en la urdimbre
de un solo cuerpo
arbóreo y animal resurrecto
con los diez mil sentidos
que perdimos en el parto;

entonces
somos otro sol.