Cimadevilla, ¿qué hubieran dicho de ti
Antonio y Nicolás,
Manuel del Cabra! y Blas
si hubieran en ti vivido
y probado lo que das?

Digo: empapándose de lo salobre,
de seres riendo sus miserias en tandas,
de calles pinas, ropas azul mahón
—desteñidas, desflecadas—
o colgando en galerías
como banderas humanas.
Digo, Cimadevilla,
si ellos hubieran henchido sus venas
de mástiles y canciones,
del dispendio de tus hombres
—hormigas, fatalistas o rebeldes—
gastando lo que no tienen:
dinero;
pero humor, humor negro,
de eso si están nutridos
(se lo aseguro yo a los nombres
de los hombres que arriba cito ).

Hay poetas que cantan a la luna,
al jilguero y a la flor,
pero que asimismo dicen, o piensan:
«Si otros hombres sufren es como si sufriera yo».