En mis muertes diarias está mi padre
me observa con esa incertidumbre
que obliga a decidir

Mi padre nunca tuvo un cristo en su alcoba
ni un caballo para su fuga
Hubo de partir muy lento
y en segunda clase
Sé que hubiera preferido un mate del pastor
-en el tablero en desorden
aquellos días de inexistentes adversarios

Un cristo me sueña desde la pared
y apenas veo el retrato de mi padre
en la simetría del juego