En las frías mañanas la ausencia se condensa
En el aliento que empaña los recuerdos
Como un resfriado de temporada.
Las manos en los bolsillos buscan ayuda
En los ojos la imagen fantasma del año pasa
Junto a la puerta del trabajo los recuerdos
Se amontonan, se agolpan esperando entrar
En la realidad de cada día.
Por las calles estrechas y por las avenidas
Los transeúntes caminan hacia lugares imposibles
Que ya no existen pero que son
Memoria abierta que escapa por la herida.
El vacío de las sábanas abandonadas a su suerte
De cama busca el cálido acomodo de otro cuerpo
Que se busca contra la pared abierta de unos brazos
Que deciden qué hacer con otro abrazo,
Que deciden qué hacer con otro cuerpo.
Que desean el placer de pastar en otro cuerpo
En media hora llegas no te apures
Decías con media sonrisa de sueño apenas superado
De somnolienta ternura tendida por la manta
Que arremolina brazos y piernas
Buscando las alturas, palabra y boca.
Tratas tal vez de recomponer la aurora rota
A mordiscos por tu cuello y mi cintura
Naufragados por salivas muertas
Que embaten todos los escollos y rincones.
Tal vez no sepas, dices, ni nadar ni guardar la ropa.
Tienes razón, en la mañana,
Rumbo al trabajo,
En tus brazos me abandono.