Cuando es de noche, expulso mis pensamientos,
mis sueños, y me duermo...
al alba me despierto otra persona.

Llegan al rato, llegan
uno por uno y los reconozco,
no los reconozco.

Tengo que arreglarlos. Los arreglo.
Se adaptan a mí o no,
y ocurre que entiendo.

Vuelvo a acogerlos, los animo
con una palabra, con un gesto
en mi orgulloso ojal, Rijmenam.

Mira, dicen, extraños, vueltos a casa,
de nuevo la flor de tu meditación,
nosotros, clavel del intelectual.